El alcohol es una de las sustancias más consumidas en España. Al ser una droga legal se encuentra al alcance de la mayoría. Según la encuesta ESTUDES el alcohol es la sustancia que se percibe como menos peligrosa entre los adolescentes. Tan solo el 56,1% atribuye muchos o bastantes problemas al consumo de 5 ó 6 unidades de bebidas alcohólicas (cañas/copas) en el fin de semana.  Por ello, el consumo ocasional se asocia a pasarlo bien, desinhibirse, disfrutar…

Pero al día siguiente la cosa cambia. ¿Por qué tras una noche de aparente disfrute al día siguiente tenemos resaca?

El alcohol está compuesto por etanol, los efectos del etanol se aprecian en el enlentecimiento cognitivo puesto que afecta a la transmisión de las neuronas deprimiéndolas, esto se puede  observar cuando reaccionamos lentamente a los estímulos. También afecta a la capacidad de planificar y a la conducta impulsiva dificultando  la toma de decisiones. El alcohol provoca un desequilibrio en los neurotransmisores del cerebro que no se recupera con una noche de sueño.

Pero los efectos de la resaca se deben principalmente a los efectos diuréticos del etanol, que envían la señal al cerebro de que necesitamos ir al baño cuando en realidad no es así. Así pues, cuando bebemos alcohol no solo no nos hidratamos, sino que al orinar nos deshidratamos. El sueño durante la noche será poco reparador porque los músculos no están bien hidratados y el estómago tiene que digerir todo lo bebido. Esto sumado a la deshidratación, hace que el cuerpo obtenga agua de órganos vitales como el cerebro. Dado que el cerebro está compuesto principalmente de agua, el cuerpo no duda en absorber la que necesita tomándola del mismo, de modo que el cerebro se comprime y deshidrata provocando ese dolor característico que asociamos con la resaca.