¿POR QUÉ LA COCAÍNA ES ADICTIVA?
La cocaína es una de las drogas que se conoce desde hace más tiempo, las hojas de coca (de donde se obtiene la cocaína) se han ingerido por miles de años, mientras que la sustancia química pura, el clorhidrato de cocaína, se ha consumido por más de 100 años (National Institute on Drug Abuse, 2010).
La cocaína se puede consumir de diferentes modos, se puede ingerir, esnifar, inyectar o fumar, el modo de consumirla repercute en la inmediatez de los efectos que de ella se obtienen. Alrededor del 21% de las personas que prueba la cocaína se convertirán en dependientes de ella en algún momento de su vida (Nutt, 2007). ¿Y esto por qué pasa?
Cuando la cocaína llega al cerebro actúa sobre el sistema de recompensa, es decir, sobre una serie de circuitos o conexiones que tienen que ver con experimentar placer. La cocaína ejerce su acción principal sobre la dopamina que es una sustancia que se encarga de regular nuestra motivación y nuestro deseo haciendo que repitamos las conductas que nos producen deseo y placer. Por ejemplo, cuando nos comemos un helado se libera dopamina en nuestro cerebro pero también cuando escuchamos música, practicamos sexo o cuando ganamos una carrera. De modo que, como al consumir cocaína activamos el sistema de recompensa, se vivencia como una conducta que genera placer y nos va a llevar a buscar la sustancia en más situaciones. Si bien, por consumirla una vez no nos vamos a volver adictos a la sustancia, un único consumo puede abrir una ventana de vulnerabilidad que haga que en caso de que en ese periodo de tiempo volvamos a introducirla, nos lleve a volvernos adictos a la misma y busquemos dicha sustancia con ímpetu.